Hometown Condominio en San Borja es el proyecto bandera de AlPunto. Es mucho más que un condominio, es como una persona que reúne los mejores atributos de todas las demás y es precisamente esa humanización lo que lo hace único pero sobre todo cercano.
Humanizamos el condominio a partir de dos fuentes que detonaron el tono del proyecto y la ruta a seguir: el poema La gente que me gusta de Mario Benedetti y la filosofía danesa del Hygge.
Decidimos que sería el proyecto que nos catapultaría como empresa, no por un tema monetario o de prestigio, sino porque era la oportunidad que habíamos buscado para probar que el mercado inmobiliario estaba hambriento de un concepto lleno de felicidad. Cursi o no, intuíamos que esa sería la diferencia.
Pero, ¿de qué estamos hablando?
Hometown vende consistentemente 8 departamentos al mes, sin baches, sin sobresaltos, sin desesperaciones comerciales. Siempre supimos que la sumatoria de todas sus características serían lo que nos conduciría al éxito comercial: una ubicación magnífica frente a un parque, un planteamiento arquitectónico que no tuguriza el lugar y un concepto inmobiliario bien pensado y llevado a la práctica en cada uno de sus ejes de marketing: producto, precio, punto de venta, departamentos piloto y áreas comunes.
Sin embargo, era necesario algo más para alcanzar el éxito. Desde hace tres años, le hemos venido inyectando al proyecto algo que ni sabíamos cómo se llamaba: Hygge, un concepto danés que hace a los hogares más cálidos, más acogedores y a la gente más feliz.
Pero ¿qué es exactamente?
- Ver una película con tu frazadita preferida y una tableta de chocolate de puro cacao.
- El aroma de café en casa
- Una tarde soleada en pleno invierno limeño.
- El olor de tu bebe.
- Llenar un espacio con amor tan solo con poner una plantita y repintar una repisa vieja.
- Un té frutado natural en tu taza preferida.
Todo eso es Hygge (se pronuncia “ju-ga”) pero el concepto va mucho más allá, pues se trata de una actitud ante la vida, actitud que trasladamos al estilo de vida Hometown a través de elementos sensoriales, la comunicación, la gráfica, los colores y el interiorismo.
Hometown tiene Hygge pero ¿cómo se le inyecta felicidad al ladrillo y al cemento? La respuesta es pensando en cada detalle. Convertimos los depas pilotos en evocadores de historias, nos adelantamos a la tendencia del coworking y comprendimos que tener en las áreas comunes del condominio un horno de barro para cocinar una pizza artesanal sería un lujo entre los amigos y un generador de sensaciones memorables.
Apostamos por las texturas, como el ladrillo rococho, cuando muchos todavía no se atrevían a ser diferentes. Convertimos 60 metros cuadrados en el depa de los sueños de jóvenes y familias que no reducen la felicidad a espacios pequeños. A través de la arquitectura de interiores le sacamos el jugo a un departamento de 106 metros exprimiendo hasta el último de sus rincones y volviéndolos funcionales. Nuestra comunicación se dirigió a familias imperfectas, genuinas, que se equivocan, que se aburren, que celebran y que aman. Todo eso hizo posible que el concepto creciera cada vez más y fundara un estilo de vivir.
ASÍ LLEGAMOS AL LANZAMIENTO DEL CAPÍTULO 2 CON EL RETO DE SOBREPASARNOS A NOSOTROS MISMOS, DE SORPRENDER AÚN MÁS Y DE DAR A NUESTROS CLIENTES UNA EXPERIENCIA ÚNICA EN TODO SENTIDO